Es más fácil entrenar cuando somos pequeños, ya que en esta etapa contamos con una mayor capacidad de aprendizaje y con una mente mucho más abierta. Somos mas flexibles psicológicamente.
Lo primero es identificar la emoción en nosotros o en otras personas. Somos seres emocionales desde que nacemos, y por eso es importante saber reconocerlas. Es importante también saber conectar con esas emociones, no rechazarlas, no reprimirlas, pues si las reprimimos se manifestarán a lo largo de nuestras vidas. En cuanto reconozcas una emoción es importante que la aceptes, pues las emociones no son ni buenas ni malas, son adaptativas y son automáticas ante un estimulo que acontece. Cada emoción prepara a nuestro organismo para una clase distinta de respuesta. Por ejemplo, con la ira el ritmo cardiaco aumenta y se dispara la adrenalina, para aumentar la energía disponible; así el cuerpo esta preparado para una acción vigorosa. Sin embargo, con el miedo la sangre se va hacia las piernas para poder huir y tu cuerpo empieza a desarrollar una alerta general. A veces puede ser una emoción confusa o fruto de varias emociones, pero debes reconocer la emoción principal en cada escenario.
Por ejemplo; ¿es rabia o angustia? A veces parecemos enfadados y lo que estamos realmente es preocupado o angustiados. La emoción es inmediata, es instantánea. Sé consciente de las implicaciones negativas de las emociones que sientas. ¿En qué te perjudica sentirte así? Averigua la causa, ¿cuál fue la situación detonante que te hace sentir así? Tener conciencia de uno mismo, conocer las emociones y manejarlas, reconocer en los demás sus emociones; la empatia y asi manejar mejor las relaciones. Pregunta, interésate por lo que le ocurre. Siempre hay una razón para todo, practica la empatía. Encuentra la razón de esa conducta en los demás o en ti mismo/a. Desconecta al menos unas horas. Tecnológicamente, socialmente y laboralmente. Intenta dejar tu mente en blanco y relajarte. Dedícate a ti. Tomar decisiones o buscar soluciones para evitar las situaciones que generan esa emoción. Estudiar la estrategia de cómo hacerlo, también puede ser un pensamiento positivo. Aprende a decir que no de forma positiva añadiendo una alternativa amable. Puedes rechazar cualquier propuesta, sin herir las emociones de otra persona. Mantén la distancia con las personas que te generan una influencia negativa, sino puedes ayudarlas, aléjate. Entrenar desde hoy tus habilidades emocionales con un entrenamiento en inteligencia emocional es básico para los tiempos que vivimos.
Se ha escuchado mucho hablar sobre la importancia de la inteligencia emocional, y no es de extrañar que queramos ejercitarla y ampliarla para nuestro beneficio. En todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos este tipo de inteligencia puede resultar de una gran ayuda. Y lo más importante, es que está estrechamente relacionada con aspectos positivos como el afecto, la empatía, los vínculos significativos y la felicidad, como veremos a continuación. Este término realmente es bastante reciente en la historia de la psicología. Siempre se habló del cociente intelectual para medir la inteligencia de una persona. Y en relación a la puntuación de cociente intelectual decíamos que una persona era más o menos inteligente. Se predecía, además, que una persona obtendría un mayor éxito en su vida si su puntuación en los test de inteligencia era mayor.
Implicación de la inteligencia emocional en nuestras relaciones sociales Teniendo en cuenta que la inteligencia emocional está relacionada con las habilidades sociales y la empatía no es de extrañar que sea de gran relevancia para el modo en cómo nos relacionamos. Las personas que tienen una mayor inteligencia emocional son capaces de establecer relaciones más satisfactorias e íntimas con los demás. Además, al hacer una mejor gestión de sus emociones, se muestran comprensivos y empáticos con las demás personas. Los humanos somos seres sociales y no podemos evitar las relaciones con los demás, la interacción es necesaria y no solo eso, sino que además nos permite desarrollarnos, enriquecernos y conocernos mejor a nosotros mismos. Por todo esto las relaciones sociales son de gran importancia para todos nosotros. Se trata así de una fuente imprescindible para nuestro bienestar y nuestra felicidad. Pero, ¿todas las relaciones sociales son buenas? Gracias a la inteligencia emocional aprendemos a decidir con qué tipo de personas queremos estar, para que haya una reciprocidad en cuanto al respeto y la valoración personal.
La madurez emocional así como la inteligencia emocional son elementos que nos permiten comunicarnos con las personas de nuestro entorno. El significado de madurez emocional hace referencia a la capacidad de cada persona de sentir, ser responsable y poder expresas sus propias emociones. Es decir, tal y como nos dice la psicóloga Tere Díaz Sendra, una persona madura es aquella que puede armonizar sus acciones a través de procesos reflexivos. De esta forma, tiene la capacidad de autocriticarse para poder mejorar. Cuando una persona sufre problemas de madurez emocional suele provenir de factores como la ansiedad o el estrés. De esta forma, la persona sabe qué quiere hacer pero estas emociones no le permiten realizar las cosas de una forma coherente. Por lo tanto, terminan apareciendo una serie de problemas que no solo afectan a la persona, también a las relaciones con las personas que le permiten realizar las cosas de una forma coherente. Por lo tanto, terminan apareciendo una serie de problemas que no solo afectan a la persona, también a las relaciones con las personas que le rodean. En cambio, una persona madura, es decir con una madurez psicológica es capaz de gestionar todas sus emociones para que estas no interfieran en su vida. Características de persona madura Ahora que tenemos una definición de madurez, podemos saber si realmente sabemos gestionar nuestras emociones a través de estas señales.
Empezamos a asumir las consecuencias de nuestras acciones. La madurez y su significado hacen referencia a la capacidad que tenemos las personas para sentirse responsables de todas sus acciones y no culpar a los demás por sus defectos o errores.
Escogemos y elegimos qué queremos hacer o decir según nuestra forma de pensar. A veces una persona emotiva puede dejarse influir por los demás a causa de la opinión de estos. Cuando una persona es madura, decide en función de sus propios valores y no según la opinión de los demás.
A través de nuestro pensamiento tomamos decisiones que nos aportan seguridad. La madurez psicológica o la madurez emocional, por lo tanto, se caracteriza por tomar decisiones firmes y dejar de lado las inseguridades alrededor de ello.
Al madurar nos volvemos más sólidos, estables y fiables. De esta forma, las inseguridades desaparecen cuando se trabaja con la madurez emocional.
Nos sentimos a gusto en distintos contextos. Una de las frases de madurez emocional es precisamente aquellas que hacen referencia a la capacidad de adaptación que tienen las personas con esta habilidad